Anduve sobre calles de papeles y olvido. Con empeño escondía un dolor reprimido... Fueron tantos los días de nublado crisol y había olvidado de que un día fui sol.
Y fue entre las sombras que hallé el resplandor de mi alma de niña y con inmenso valor..., levanté la mirada, hacia el horizonte azul y me construí dos alas de cáñamo y de tul.
Empuñando mis sueños, abracé mi pasión. Escribí nuevos versos a una vieja canción. Y fue en esa armonía que resurgió el despertar... ¡Flores en mi cabeza crecieron en libertad!
Muy lindo el poema.
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