Aniquilados

Creí morir de amor 
entre tus brazos
aniquilada por tus besos
tormentosos
Y allí mirando las estrellas
devolví al cosmos
consternada
el gemir de mi voz
el calor de la entrega
y un rayo de luz en la mirada.

Desafiamos el tiempo
y el espacio
bajo un cielo de hotel
o prado, o casa.
Y arañando la vida
extasiados
no queríamos volver
a lo inconcluso
o dar la espalda
a ese mágico momento
cuando saboreamos libertad
encarcelados
por las rejas
de una lumínica experiencia.
Pero la lenta lluvia del adiós
caía silente
sobre el fantasma triste
de la ausencia.

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