En esta piel que fue ocupada
por hermosos tonos de la primavera
la ilusión de ensueños se ha escurrido
y se disipa como bruma aventurera.
Caminos escondidos a mis ojos
fragmentan la visión de noche y día.
Una puerta que no tiene cerrojo
se abre hacía el hangar de mi agonía.
«¡Qué daría por tener una sonrisa!»
«¡Qué daría por poder cerrar mis ojos!»
Llega el otoño
y me ha vencido con premura,
la invasión de un frío interno
(preludio de la escarcha que avecina)...
Y mi cuerpo,
que fue cual flor de mayo,
presumiendo los colores de la vida
será blanco humo que no espesa, neblina pasajera que se olvida.
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Publicado por Loy5557
Con dos piedras a mi lado y una cuchilla afilada desgarro de mi piel todo lo humano.
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