Anduve sobre calles de papeles y olvido. Mi empeño fue esconder un dolor reprimido... Fueron tantas semanas de nublado crisol que había olvidado que un día fui sol.
Y fue entre esas sombras que descubrí el resplandor de mi alma de niña y con inmenso valor..., levanté la mirada, vi el horizonte azul y me construí dos alas de cáñamo y de tul.
Empuñando mis sueños, abracé mi pasión escribí nuevos versos a una vieja canción. En esa misma armonía resurgió un despertar.