Larga y tortuosa senda
es la que he caminado
persiguiendo anhelos y metas
que otros habían trazado.
Heridas muy profundas
se sanaron en su tiempo
y recuerdos de tristezas
se elevaron con el viento.
Hice mi camino un mar
desnudo de horizontes.
Estelas sobre olas
bramaban con mil voces.
Y proseguí en la senda
cual luciérnaga en la noche
diminuta, tintineante
pero con grito
de coyote.
Hoy llevan mis pasos soles
de mis antiguos muertos
y mis manos llevan dedos
de artesanos del tiempo…
Mi corazón abierto
con las grietas del pasado
adquiere la magistral pureza
del oro refinado.
