Detrás de estos versos y de estos poemas, cuelga, el deseo ferviente de que un día me veas. Que aún con tus ojos cerrados puedas ver en mi alma.
No tengas temores ocultos por ideas que preconcebidas en tu propios sueños destruyen el color hermoso de mi aura niña.
No escribo todo lo que quieres leer. Aun así deseo ser un verso en tu vida. Un verso de esos, que no se olvidan.
Loida Hernandez-Camacho
